MESTIZAJE, BARBARIE Y CIVILIZACIÓN
El mestizaje en América Latina
Raza y cultura
Paideuma e identidad
El genio de las culturas
Tecnofobia y tecnotropismo
Bárbaros y civilizados
Personalidad realizadora y capital social
La escala mundial del tecnotropismo
El balance de coloniaje y mestización


     Tras lo expuesto sobre las raíces etno-culturales del tipo criollo y aprovechando la gigantesca experiencia mundial aportada por varios siglos de dominación colonial de Occidente sobre todos los pueblos más atrasados que ellos en la civilización tecnocientífica, que habitaban el África, el Asia y los mundos nuevos de América y Oceanía, puede esbozarse un balance del resultado de tal fenómeno histórico.
     Es un hecho reconocido por la mayoría de los tratadistas que el contacto colonial con Occidente resultó un método fuertemente traumático para acelerar el avance civilizatorio de los pueblos arcaicos. Es cierto también que se lograron avances muy notables, los cuales probablemente no hubieran tenido lugar si el contacto interracial no se hubiese producido. Con todos sus problemas y elevados costos las instituciones de Occidente lograron ciertas penetraciones entre los pueblos primitivos. Se han impuesto usos más modernos, como cierto grado de respeto a los derechos humanos y semidemocracias, a despecho de lamentables recaídas y han perdido cultores usos primitivos como los fetichismos, los sacrificios humanos, el canibalismo, el sacrificio de infantes y otras prácticas muy comunes hace unos pocos siglos en los territorios colonizados.
     Es posible además distinguir aspectos diferenciales entre los tipos de colonialismo de distintas metrópolis malgrado los caracteres comunes a todos ellos que se describen en este trabajo.
Por ejemplo, la miscegenación sexual amplísima y la consecuente mestización generalizada que caracterizaron a la colonización española y lusitana en América serían un distingo muy marcado de éstas con relación a las colonias con dominación de sajones, franceses, alemanes, flamencos, escandinavos y hasta de los mismos portugueses en sus posesiones de África y Asia, donde blancos y nativos se mantuvieron en capas estamentales netamente separadas con mucho menor presencia amortiguadora de capas intermedias compuestas por la diversidad de los mestizos, una suerte de clases medias etnorraciales cuya presencia condicionó el funcionamiento de las relaciones y las instituciones coloniales heredadas luego de la descolonización por los nuevos países independientes.
     En las colonias no ibéricas el terror colonial tomaría ribetes más drásticos y feroces sobre las masas nativas que cuando la población era en su mayor parte hija, nieta o sobrina de los dominadores, aun cuando lo hubiera sido en madres morenas despreciadas. En general, las masas mestizas sufrieron la opresión de los blancos con el cepo, la leva militar o el derribamiento de las ranchadas malentretenidas tenidas como focos de malandraje, pero las represiones sangrientas y crudelísimas como las que nuestro himno llora-..."no los veis sobre México y Quito arrojarse con saña feroz"...- o suplicios como los de Tupac Amaru fueron escasos comparados con los reiterados genocidios en el África, la India, Indonesia y otros puntos de los dominios no-ibéricos. En algunos casos, como los de la Norteamérica sajona, Australia y Nueva Zelandia se llegaría al exterminio casi total de las poblaciones aborígenes o al recogimiento en reservas de los contados sobrevivientes, con lo que el mapa se pobló con colonos íntegramente caucásicos y se trasplantó casi intacta la cultura europea. En otros lugares, donde la masa aborigen no podía eliminarse se impondrían regímenes diversos de apart-heid severísimos.
     Otro factor de importancia para distinguir los diversos tipos de coloniaje derivados del paideuma de los colonizadores sería el derivado de la presencia muy viva de la Iglesia Católica en las colonias ibéricas. La Iglesia romana pudo convencer a las coronas peninsulares del valor esencial de la evangelización como redentora de los vicios y violencias de la conquista. Aún contando las muchas excepciones, es evidente que los religiosos católicos desempeñaron papeles emolientes y lograron suavizar considerablemente las relaciones traumáticas entre amos y siervos en la América Latina.
Los misioneros protestantes y aún los católicos serían numerosos y activos en las colonias africanas y asiáticas, pero en casi todas ellas sería frecuente el concepto de que "no hemos creado un imperio para civilizar a un hato de salvajes". Esto cortaría muchos de los puentes que los curas y frailes católicos lograron mantener funcionando en los países criollos, sobre una población que era rápidamente blanqueda por la mestización difundida.
     Estos caracteres diferenciales francamente favorables a las poblaciones criollas derivadas de la colonización ibérica tienen un correlato objetivo revelador si consideramos las estadísticas de ingreso promedio per capita y de desarrollo humano que consignamos en los cuadros N° 5, 6, 7 y 8 del capítulo VI.  En ellos se advierte claramente cómo las poblaciones africanas y asiáticas descolonizadas presentan índices notablemente inferiores a las de los países latinoamericanos mestizos como signo de un superior avance de estos últimos en componentes sustanciales de la civilización durante y después del período del coloniaje.