LA PSICOLOGÍA DEL CRIOLLO
Los rasgos de la infraestructura tradicional
Las presiones foráneas o de la superestructura moderna
La identidad negativa o en retirada (retreatist)

"Ha cambiado en un sentido determinado la emotividad del comportamiento y de la experiencia de los seres humanos, la regulación de las emociones individuales por medio de coerciones internas o externas y, con ellas, en cierta medida también la estructura de todas las manifestaciones humanas. Estos son los cambios a que nos referimos cuando afirmamos que los hombres de nuestras sociedades de hoy son más civilizados que ayer o que los de otras sociedades son menos civilizados, incluso más bárbaros, que los de la propia."
(Elias, E-45, p. 9)


     Al analizar cada caso importará evaluar en primer lugar, la subcultura mayoritaria y generalmente la más antigua del grupo o comunidad, la que puede definirse como la infraestructura vernácula, para describir el nivel tecnotrópico adquirido en su evolución histórica debido al traslado de situaciones de familia y experiencias vitales a través de las generaciones. Esto permitirá extraer conclusiones razonables sobre la ubicación en la escalera del progreso de estas poblaciones, tanto cuando no se han visto sometidas a presiones de otras culturas más dinámicas, como cuando sí lo han sido.
     Aunque debe guardarse cautela para calificar el nivel general de civilización de una cultura tradicional sin despreciar a ninguno de los signos diversos, con frecuencia asimétricos, que la integran, y sin entrar en disputas prolijas, serán evidentes las limitaciones culturales en los pueblos más atrasados, cuyas culturas englobamos como folk. El arcaísmo de las culturas aborígenes de América al tiempo de la conquista, es evidente.
     A modo de ejemplo registremos una observación de los hermanos Ulloa (1716-1795), observadores lúcidos y críticos constructivos de las provincias españolas de América, quienes describen así el trato entre indios y españoles sobre impuestos, los recibos entregados por el cobrador y la inevitable sucesión de agruras y conflictos derivados de la impotencia cultural de los primeros:

"... pero como los indios son una gente tan rústica y de tan poca sagacidad que no alcanzan a prever las resultas que ha de traer consigo el descuido con aquel papel (recibo) ni tienen en sus casas caxas ni parage seguro donde poder guardarlo convenientemente, sucede que después de algunos días se pierde el recibo, y así queda en la precisión de volver a pagar; porque acudiendo otro cobrador, o tal vez el mismo, a reconvenirle que pague, el pobre indio va a buscar su recibo, y como no sabe leer, trae un papel cualquiera, o un recibo viejo y lo presenta sencillamente. El cobrador no queda satisfecho, y aunque el indio se canse en persuadirle que ya tiene pagado su tercio de contribución, el cobrador atribuye a engaito, lo que es ignorancia, y después de maltratarle se lleva lo que encuentra en la casa del desdichado, y si no hay cosa de valor (como es habitual) lo pone en un obraje para cobrar el tributo con el producto de sus Jornales y la familia queda desamparada."
(fide García, G-18, p. 30)

     Ejemplos similares de desconocimiento institucional (factura, recibo) por atraso cultural se encuentran en numerosos comportamientos y actitudes de las poblaciones folk.
     Otro ejemplo ilustrativo de la distancia de siglos que separa a algunos pueblos de aspectos de la vida moderna que a otros parecen familiares, puede extraerse de la transcripción del relato de un cautivo completamente aindiado y sus compañeros de banda comanche, en Texas, ante un ferrocarril, todavía a fines del siglo XIX.

"Mientras nos escondíamos en una cañada cerca de las colonias esperando la salida de la luna para robar caballos un tren apareció repentinamente en la curva y nos alcanzó antes que pudiéramos montar. El horrible monstruo eructando humo y silbando vapores, y con luces enceguecedoras, se nos venía encima con rapidez tremenda, y corrimos frenéticos, trepando las rocas y a través del monte, para alejarnos de él. Nos siguió por un rato, pero pareció perder nuestro rastro y pasó de lago... los indios regresamos de los escondrijos y parlamentamos. Decidimos no robar más caballos y dejar esa región, porque el monstruo podía regresar y atacarnos. Coincidimos en que era el Mal Espíritu que andaba suelto y que quería devorar a toda la humanidad, inclusive al hombre blanco. Cuando volvimos al campamento y contamos lo que habíamos visto los indios se alarmaron mucho y el hechicero nos previno de mantenernos lejos de esa región."
(Lehmann, L-15, p. 214)

     Entre todas las culturas que integraron el abigarrado mosaico aborigen precolombino es la incaica la que ha sido distinguida como la dotada de caracteres más favorables. Sin embargo, su nivel de civilización era también limitado. Algunos, como Joyce, pudieron decir que los Incas habían desarrollado, si no una civilización, por lo menos una barbarie esplendorosa (Sebreli, S-28, p.280). Tras discutir todas las interpretaciones del Imperio Incaico como formas de socialismo romántico o comunizante, que tuvieron bastante eco en su momento (Baudin, B-14), lo define como una autocracia totalitaria férrea, a la cual debe atribuirse la indiferencia, la somnolencia, la tristeza, el embotamiento de la población andina, que otros han atribuido a la influencia posterior del colonialismo hispánico.
     La glorificación indigenista, que corre permanentemente paralela con la intención de deslucir lo occidental, y también los conceptos de progreso, de ciencia, de razón, y a rechazar lo nuevo y lo extranjero, está fuertemente emparentada con los mitos del eterno retorno, con la idea de la edad de oro, el buen salvaje y similares, que responden siempre al terror atávico del hombre frente a la inexplicabilidad de la historia (Elíades, E-3). Esto lleva a realzar todo lo primigenio, lo anterior, lo supuestamente incontaminado en el pasado remoto y a rechazar lo novedoso y ajeno.
     Lo racional propone, por el contrario, que lo pasado tuvo rasgos de mayor primitivismo y que, de haber una edad de oro, ésta debería encontrarse en el futuro y nunca retornando al salvajismo.